domingo, 29 de enero de 2012

Trabajo en España

El trabajo en España

El mercado de trabajo en España: La población en edad de trabajar de un país tiene que ver con la distribución demográfica y con normas sociales que determinan la edad que es aceptable socialmente para iniciar la actividad laboral. En España el principal problema es su estructura interna envejecida.
Las diferencias son notables desde el año 1971 y se prevé un aumento para 2050 a un 30.8% de población mayor de 65 años. Este sector de la población condiciona las políticas sociales de todos los partidos, por lo cual estos no están dispuestos a abandonar este grupo. El factor inmigración puede retrasar el envejecimiento de España. Los 5 millones de inmigrantes que llegaron hasta 2009 están rejuveneciendo la población activa española.  Actividad laboral femenina: los cambios de valores sociales con respecto al papel de la mujer, la mejora de su nivel de estudios, los cambios en la estructura familiar, o el incremento del sector servicios han favorecido su incorporación. Numero de activos femeninos: 43.6% Tasa de actividad femenina en España: 51.1%. La ocupación en España en 2009 estaba en torno a los 19 millones de personas, superando la cifra que se ha mantenido durante mucho tiempo de 12.5 millones. La ocupación femenina está en aumento. Perviven los restos de una sociedad semi-rural, una alta ayuda familiar, y autónomos.
El trabajo es fundamentalmente asalariado: La sociología se encarga del trabajo asalariado, el que surge en la revolución industrial de la mano de un grupo de personas que poseen los medios de producción. Los gremios en España desaparecen oficialmente en las Cortes de Cádiz con las medidas que pretenden remover los obstáculos para el libre comercio. El periodo industrial en España no se da hasta los años 60 del siglo XX. Tras un proceso evolutivo de las condiciones de trabajo, se crean las primeras asociaciones y llegan a España las dos ideologías latentes tras la constitución de la 1º Internacional de Trabajadores, la marxista y la anarquista. Se dan una serie de cambios en la forma de concebir las relaciones laborales gracias a las acciones de los sindicatos y la actividad legislativa. El trabajo asalariado es una forma que se mantiene en la sociedad durante la segunda mitad del siglo XX. Se institucionaliza a través del contrato de trabajo y todos los elementos de protección social que conlleva. A partir de los años 80 este modelo se viene abajo debido al surgimiento de nuevas formas de asalariado y de trabajo independiente. En España esto es discutible ya que se pueden denominar “falsos independientes”. En España el movimiento sindical depende mucho del estado. Los conflictos entre empresa y trabajador y la mayor actividad sindicalista se suele dar en épocas de crecimiento económico. Se usa la huelga como medio a solventar los conflictos, aunque a partir de los años 80 ha sufrido una tendencia hacia su reducción. Los empresarios han ganado fuerza y han conseguido que sean los temas que a ellos más preocupan sobre la que gire la dinámica de las relaciones laborales.
Un trabajo con alto desempleo: Este apartado aborda lo entendido por desempleo, sus características y las variaciones que ha sufrido en periodos largos tanto en Europa como en España. Existen 4 tipos de desempleo, el friccional, estacional, cíclico y el estructural. Vemos las consecuencias de carácter social como la falta de identidad, degradación de la vida privada, del nivel de vida y de las relaciones familiares, reducción  de la actividad social y de ocio. Las medidas de la OIT sobre creación de estadísticas fiables, seguros de desempleo y bolsas de trabajo. Acciones de los Gobiernos (políticas activas y pasivas) en las sociedades actuales abordando en concreto el caso español.
Cada vez más trabajo en los servicios: El caso español muestra un retraso en su proceso de industrialización con respecto al resto de países de Europa, por lo que es un caso particular a la hora de analizar las relaciones laborales, ya que las relaciones puramente industriales han evolucionado en muy poco tiempo a relaciones de carácter servicios. La mayor parte de la riqueza en España se produce en el sector servicios. Evolucionó directamente de una sociedad rural a una sociedad urbana haciendo una parada en el desarrollo de algunos aspectos propios de la industrialización. El problema con los servicios es la problemática de medir su productividad. El servicio depende de una relación personalizada.
Un trabajo que se transforma como consecuencia de la tecnología: Por otro lado la sociología se encarga de analizar el impacto y las redefiniciones que sufre el concepto de trabajo con relación a los cambios tecnológicos. Hasta el día de hoy no existe un determinismo tecnológico con respecto al empleo ya que existen criterios sociales y económicos que regulan en gran parte la actividad laboral, aunque los cambios tecnológicos han influido en gran medida en estos cambios.
Un trabajo más flexible: Esto hace referencia a una tendencia empresarial a aumentar la discrecionalidad en el uso de la mano de obra. Va de la mano de la ideología liberal. El trabajo de los sindicatos se centra en romper con esa libertad incluso apelando a la intervención del Estado. En España se dan una serie de variaciones de la mano de los grupos de presión y la política en cuanto a la flexibilidad del trabajo. Esta flexibilidad desestructura al ser humano. Una de las principales actividades de la empresa consistía en regular de la mano del Estado las relaciones laborales en torno a la flexibilidad. Tras una evolución en la legislación española y de los sindicatos, en la actualidad los sindicatos han intentado vincular la temporalidad a situaciones reales en la empresa, e incentivar la contratación indefinida. Esto tiene unas consecuencias sociales claras: retraso en la edad de abandono del hogar paterno, en la edad de matrimonio y la puesta en paréntesis de las expectativas vitales.
Flexibilidad salarial: Definimos salario no solo como el precio pagado por la mercancía trabajo, también como elemento de prestigio y diferenciación social, de reconocimiento de cualificaciones, de reconocimiento se jerarquías, de percepción de la justicia, y de motivación. La forma de remunerar cambia en base diversos factores.
Flexibilidad en el uso del tiempo: Tiempo de trabajo y tiempo de no trabajo. A mayor amplitud del primero, el segundo se deteriora. Previo a la revolución industrial, los tiempos de trabajo eran de sol a sol. Con la revolución, el juntar fuera del hogar a los trabajadores en un lugar físico específico, era la forma de controlar el tiempo y los ritmos de trabajo. El sistema económico actual está basado en la economía de tiempos. Las personas dedican cada vez más tiempo al trabajo y no como pensaba Fourastié, esa reducción progresiva y constante del tiempo de trabajo en las sociedades desarrolladas. A esto se le suma la división social del trabajo.
La flexiseguridad: hace alusión a las políticas para dar seguridad a los trabajadores, flexibilidad a los empresarios, y productividad y progreso económico a la sociedad. Es un concepto fuertemente ideológico.
Un mercado de trabajo cada vez más feminizado: El mercado laboral refleja cada vez mas unas altas tasas de actividad de la mujer, y aunque sus condiciones laborales sigan siendo muy precarias con respecto a las del varón, por motivos como discriminación de género, atribución de aptitudes como propias de las mujeres y percepciones distorsionadas de lo que significa la inserción de la mujer en el mercado laboral, existen una serie de razones por las que las mujeres se están abriendo camino a gran escala en el mundo laboral.
Empleo irregular: cualquier actividad retribuida que sea legal en cuanto a su naturaleza, pero que no sea declarada a las autoridades públicas, teniendo en cuenta las diferencias en el sistema regulador de los estados miembros. Las consecuencias son: pérdidas de ingresos fiscales para el Estado, en la seguridad social, o competencia desleal con respecto a las empresas que si cumplen con la legislación. La explotación propia del siglo XIX, inseguridad, nula protección social, accidentes, nula estabilidad, y total subordinación ante el empresario. En España forman parte de esto principalmente las mujeres, jóvenes, inmigrantes y personas de baja cualificación.

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